Jergas Juveniles.
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En la actualidad no es extraño ir por la calle y escuchar un diálogo así: - ¡Hola! po compadre, ¿qué talca?, ¿como andamio? - Aquí, piola, tomándome un copetito después de clases, pa’ pasar el rato. ¡Pero arrepotínguese aquí y pídase un copete pa’ ponerse a tono! - Demaikelt po loco, en qué topamos. ¿Y cómo va su life?
Lo que antes significaba pasarlo bien, a través de las palabras choriflay o grosso, ahora es bacán, de lujo, la raja, entre otras. La verdad se convirtió en la dura, o en la legal; los amigos pasaron a ser los partners, el malón pasó a llamarse carrete, el tonto quedó en amermelao; mucho pasó a ser ene o caleta, y los huachacas o cumas, pasaron a ser flaites. Según el Profesor de Lenguaje y Comunicación, Jaime Campusano, “el 70% del lenguaje juvenil se compone de palabras informales, y solamente un 30% corresponde a palabras formales. El resultado: 700 palabras como promedio”. Sin embargo, el experto no ve el tema como un problema de la sociedad actual, sino como una simple moda, la cual constantemente va cambiando. Un modo de hablar generado a raíz de una necesidad de ir contra lo formal: cenar bien, peinarse o vestirse adecuadamente, ser correcto etcétera.
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En la actualidad no es extraño ir por la calle y escuchar un diálogo así: - ¡Hola! po compadre, ¿qué talca?, ¿como andamio? - Aquí, piola, tomándome un copetito después de clases, pa’ pasar el rato. ¡Pero arrepotínguese aquí y pídase un copete pa’ ponerse a tono! - Demaikelt po loco, en qué topamos. ¿Y cómo va su life?
Lo que antes significaba pasarlo bien, a través de las palabras choriflay o grosso, ahora es bacán, de lujo, la raja, entre otras. La verdad se convirtió en la dura, o en la legal; los amigos pasaron a ser los partners, el malón pasó a llamarse carrete, el tonto quedó en amermelao; mucho pasó a ser ene o caleta, y los huachacas o cumas, pasaron a ser flaites. Según el Profesor de Lenguaje y Comunicación, Jaime Campusano, “el 70% del lenguaje juvenil se compone de palabras informales, y solamente un 30% corresponde a palabras formales. El resultado: 700 palabras como promedio”. Sin embargo, el experto no ve el tema como un problema de la sociedad actual, sino como una simple moda, la cual constantemente va cambiando. Un modo de hablar generado a raíz de una necesidad de ir contra lo formal: cenar bien, peinarse o vestirse adecuadamente, ser correcto etcétera.
http://www.diariocritico.com/chile/2007/Julio/opinion/karina/29252/karina.html
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